“Sigue tu corazón. Si tú no puedes estar sin el…y él va a esperar a que pase todo esto, aprovecha los momentos que tenéis libre…aunque sea en esta situación. Tú sabes que todos lo queremos, sabemos que él te hace feliz…no me gusta verte así”.
No sé como hice para no llorar, solamente recuerdo que mi hermana me abrazo fuerte…dándome su apoyo incondicional como siempre. Mi familia era la luz de mi vida. Mis hermanas mis princesas y mi madre mi reina…no me puedo quejar de la familia que tengo. Fui bendecida por Dios. Tenía amigas pero mis hermanas eran mis amigas y consejeras con las que podían contar en cualquier momento. La diferencia de edad ayudaba mucho, porque eran mayores y tenían más experiencias de vida. No se metían en mis decisiones, me respetaban así como yo lo hacía con ellas. Claudia era una persona distinta a Blanca y a mí, era mucho más tranquila, a ella no le gustaba de todo este mundo artístico…ella misma decía que era la normal de la familia. Tenía un trabajo normal, un marido al que cuidar y quería tener una familia. A veces quería ser como ella, al menos podría vivir la vida libremente, sin tener un paparazzi detrás para grabar todo.
Mi hermana mayor, yo ya me sentía más parecida a ella, a Blanca le gustaba el teatro, la música, las fotos. Cuando yo era pequeña me gustaba verla cantar por la casa, es la que más me ayuda en mi carrera, ella se encarga de mis club de fans porque tampoco yo podía estar al pendiente de todo, Blanca cuidaba de mi como si yo fuera su hija y yo la respetaba mucho no como a mi madre pero casi.
Cuando yo le dije que había dejado a Chris ella solo me dijo que me arrepentiría. Yo ya estaba arrepentida. Quería poder arreglar todo, quería poder tenerlo otra vez conmigo. No se si fue por la influencia del alcohol o por la añoranza…yo marque el numero que sabía de memoria y llame…a Guillermo, no tenia tanto coraje al final. El ya cogió el celular riendo, sabía que yo no iba a aguantar mucho tiempo, hablamos un rato y yo me reí un poco…le dije que te extrañaba, Guillermo se puso a reír a carcajadas porque sabía que no era a él a quien yo extrañaba. Hablamos como hacía tiempo que no hacíamos, después el titubeo y me pregunto de repente:
“Yo sé que me llamaste para saber de él, que quieres preguntarme”.
Reí con timidez, realmente yo no sabía cómo disimular, el hablaba y hablaba y cuando llego a la parte donde me dijo que Chris estaba en México, todo el alcohol que tenía en el cuerpo desapareció en ese momento, y comencé a temer que no había ido a la fiesta por mi culpa.
“¿cómo esta él…?
“Para ser sincero…nada bien. El finge que está bien pero no es así. Dulce, la verdad él se siente culpable de dejarte sola con todo…”
Sentí como una presión en el corazón, de pensar que él estaba sufriendo. Me sentí hasta ridícula de preguntar si tenía a alguien. Guillermo debió leer mis pensamientos porque me dijo que el amor no se encuentra si no que el encuentra a la gente, me dijo que dejara de ser tonta, que fuese a buscarlo, que no dejara marchar ese amor. Colgué con el corazón en la mano…¿Qué iba a hacer ahora?¿ir tras él o dejar las cosas como estaban? Blanca me vio decaída y me pregunto que estaba pasando. Le conté mi conversación con Guillermo y ella solo apoyo lo que Guillermo me había dicho. Sus palabras hicieron que todos mis miedos desaparecieran como por arte de magia. Ella se puso a reír cuando vio que me levantaba rápidamente…yo había tomado una decisión…iría a buscarlo. Podía ir a su casa, pero allí no era el lugar para conversar sobre eso.
Cuando cogí mi bolso para salir me encontré con él en la puerta de la casa, casi me caigo para atrás de la sorpresa de verlo allí, su presencia lleno todo aquel espacio, hacia tanto tiempo que no le veía, que me quede sin palabras…el me sonrío un poco sin gracia yo no le devolví la sonrisa, solamente fui en su dirección agradeciendo mentalmente a Guillermo por ser un chismoso muy eficiente. me acorto el camino de ir a buscarlo porque el ya estaba allí.
El solamente seguía mirándome, también sin saber que decir, y yo sonreí sintiendo como las lagrimas me hacían arder los ojos por la felicidad de volver a verlo. Estuve a punto de declararme como una tonta enamorada. Pero él se adelanto, me cogió de la mano y me dijo:
“Ven conmigo…”
Y yo fui como siempre, fuimos para su departamento en Condesa, ninguno de los dos dijo nada por el camino. Estaba nerviosa por ese silencio, me comí lo que me quedaba de uñas. Miraba mi celular y mande un mensaje a Blanca y Claudia para que avisasen a mi madre que esa noche no iba a dormir a casa y obvio les dije con quien estaba, ellas me hicieron el favor de no responderme. Ya sabía que iban a decirme.
entín…
Al entrar en el departamento, los recuerdos me asaltaron como si los estuviese reviviendo en aquel momento. Hasta la llave la tenía entre las mías. Mire todo rápido y vi que todo estaba igual. Nuestras fotos, sus fotos…mis fotos.
“Nada ha cambiado”.
Yo suspire y cerré los ojos antes de contestar
“Para mí tampoco ha cambiado nada”
“ Tu todavía existes en mí…”
No pude contener las lagrimas que fluían de nuevo.
“Perdóname…”conseguí decir con un hilo de voz.
Yo me quise explicar, quise decir varias cosas. Pero pedir perdón fue lo único que logre decir en ese momento. El me regalo una de sus lindas sonrisas y suspiro aliviado.
“Ven acá…”
Tenía ganas de golpear mi cabeza contra la pared, pero las ganas de estar con él eran mayores. Yo corrí para sus brazos que me recibieron abiertos, me quede en ellos, sintiendo como la vida regresaba a mi cuerpo y a mi corazón.
“Soy una estúpida…”
El se río besando mi rostro, hasta terminar en mi boca…
“yo sé…”
Yo le pegue como siempre, antes de sentir sus labios sobre los míos. Después de eso me olvide del mundo…quiero decir. Mi mundo estaba allí con él entre esas cuatro paredes.
Y decidí que no iba a luchar más contra eso. Dejaría que las cosas fueran como tenían que ser. El me quería cerca, aun en esa situación…dejaría de ir contra corriente.
Un día antes de él regresar a Los Angeles fuimos a cenar y fuimos vistos, intentamos disimular, pero fue imposible y salió la noticia. Pedro casi me come viva…yo le calme diciendo que nadie iba a creer, bueno, salió en la botana, cuando Luisillo llego me puso como 30 fotos delante de mi cara…
“ ¿será que alguien va a creer ahora?”
Me lleve la mano a la boca, me quede blanca. De todas las fotos que habíamos comprado esas eran las mejores.
A fin de cuentas, teníamos que celebrar el día de San Valentin