Fanfic: una mujer inocente -vondy
El policía boliviano rugió a través de la mesa:
-¿Es usted inglesa? ¿Dónde se aloja usted?
La pequeña habitación estaba increíblemente caliente y cargada.
Dulce dirigió a su interrogador una mirada de furia con sus ojos violetas y echó la cabeza hacia atrás, con un torrente de rizos multicolores de todos los tonos desde el cobre al rojo titanio pasando por el dorado.
-¡Yo no hablo español! -dijo por centésima vez.
Él aporreó la mesa con el puño apretado.
-¿Cómo? -preguntó con frustración. De repente algo explotó dentro de ella.
-Me acaban de robar y atacar y no pienso estar aquí sentada mientras usted me grita -explotó con voz tensa.
Levantándose, el hombre se acercó a la puerta y la abrió. Dulce se quedó boquiabierta de incredulidad cuando entró su asaltante. Todo el miedo que había intentado enmascarar tras el gesto de desafío la asaltó de nuevo, con imágenes de violencia y violación flotando por su cabeza. Se levantó de su silla y retrocedió hasta una esquina, con una mano temblorosa intentando subir el escote de la camiseta rota para ocultar el menor atisbo de sus senos.
Su asaltante, un joven corpulento, se paseó por la habitación con toda tranquilidad mientras soltaba una parrafada en español.
Dulce pestañeó de incredulidad. El no comprender nada era lo más aterrador de todo. ¿Por qué se portaba aquel bandido que la había metido a la fuerza en su furgoneta como si él fuera el que debía acusarla a la policía? De hecho, el lunático, aparentemente ignorante del hecho de que el asalto sexual era un delito, la había llevado él mismo a aquella diminuta comisaría de policía.
Con exagerados gestos, el policía señaló las señales de sangre de las uñas de Dulce a un lado de la cara sin afeitar del hombre.
Dios bendito, ¿es que una mujer no podía defenderse a sí misma si la asaltaban en Bolivia? Sin previa advertencia, la fuerza artificial que le había producido la afrenta empezó a fallarle. Su espíritu independiente decayó y, por primera vez en su vida, deseó tener algún apoyo familiar.
Pero su padre y su madrastra estaban disfrutando de un crucero de tres semanas por Grecia y su hermanastro, Dave, estaba en Africa Central haciendo un reportaje de una guerra civil que acababa de estallar. Su familia ni siquiera sabía donde se encontraba ella. Dulce había gastado impulsivamente la herencia de su abuela en un viaje a Bolivia. Unas vacaciones de las de una vez en la vida, se había prometido a sí misma.
Sólo treinta y seis horas atrás había aterrizado en La Paz, encantada de reunirse por fin con su amiga María Cristina Reveron. ¿Cuántas veces le había pedido María Cristina que fuera a visitarla? Indudablemente, a su amiga, heredera de una cuantiosa fortuna, nunca se le había ocurrido que Dulce careciera de dinero para realizar aquel viaje. Igualmente, a Dulce tampoco se le había ocurrido que María Cristina y su marido, Antonio, podrían no estar en el país a su llegada.
La villa Reveron estaba cerrada y custodiada por un hombre de seguridad con un perro rabioso. Y tampoco sabía una sola palabra de inglés. Negándose a ceder al pánico, Dulce se había registrado en el hotel más barato que había encontrado y había decidido explorar un poco por su cuenta mientras esperaba a que los Reveron regresaran a La Paz. Como María Cristina estaba embarazada de ocho meses, pensaba que su amiga sólo estaría fuera un fin de semana como máximo.
«Un poco de exploración», reflexionó ahora mientras contemplaba a los dos hombres gesticulantes a poca distancia de ella. La estaba asaltando el pánico. La inteligencia le decía que era la hora de jugar una de las cartas que se había negado a utilizar desde que había encontrado la villa de los Reveron desierta. La carta salvaje, el único movimiento que nunca había soñado en hacer si no hubiera sido a la fuerza.
Podría haber telefoneado a Christopher para preguntarle donde estaba su hermana... pero cada pelo de su piel se erizaba ante la idea de ponerse en contacto con él, de pedirle ayuda. Estúpido orgullo, pensaba ahora. Desde luego, no era el comportamiento de un responsable adulto. Cuatro años eran un largo tiempo. Bien, él la había abandonado. La había juzgado mal y la había hecho daño. También la había humillado. «Bien, únete al mundo real, Dulce», se desafió así misma con un nudo en la garganta. «¡No eres la única mujer que ha sufrido lo mismo» .
Acercándose a la mesa, donde reposaba un cuaderno de notas y un bolígrafo, Dulce inspiró con fuerza. ¿Y si nunca hubieran oído hablar de Christopher? ¿Y si no era el gran millonario que María Cristina le había hecho creer? Y, aunque ninguna de las dos cosas sucediera, ¿Qué probabilidades había de que Christopher Cristóbal Rodríguez Berganza moviera su aristocrático dedo para ayudarla? .
continúa
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Autor(a): christopher
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Gracias, eres un niño o niña? bien de todos modos gracias, incluso vamos a hacer lo que estás hablando!
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Comentários do Capítulo:
Comentários da Fanfic 71
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anjodoce Postado em 13/01/2010 - 11:41:47
Ops... errei, é O sabor da sedução!!!!!!!!
He, he, he...
Beijix!!!!!!!!!! *-* -
anjodoce Postado em 13/01/2010 - 11:38:15
Oi Naty, ainda estou lendo algumas webs sua, estou terminando O sabor da paixão, realmente linda.
Beijix!! *-* -
natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:50
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:47
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:08
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:06
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:03
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:35:00
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:34:54
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natyvondy Postado em 13/01/2010 - 11:34:51
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